sábado, 31 de julio de 2010

LA CHISPA DE EINSTEIN

Por: Jorge Peinado Zapateiro


Siempre se ha dicho que el buen humor va ligado a la inteligencia. Para la muestra, siete anécdotas de Albert Einstein, Premio Nobel de Física en 1921, de las muchas que abundan en los diversos sitios de la red.
1 Un periodista le preguntó a Einstein: “¿Me puede usted explicar la Ley de la Relatividad?”. Einstein le contestó: “¿Me puede usted explicar cómo se fríe un huevo?”. El periodista lo miró extrañado y le contestó: “Pues sí, sí que puedo”. A lo cual Einstein replicó: “Bien, pues hágalo, pero imaginando que yo no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego”.

2 Durante el nazismo, Einstein, a causa de ser judío, tuvo que soportar una guerra en su contra, urdida con el fin de desprestigiar sus investigaciones. Uno de estos intentos se dio cuando se compilaron las opiniones de 100 científicos que contradecían las ideas del científico, y que se editaron en un libro llamado Cien autores en contra de Einstein. Cuando el genio se enteró del hecho, comentó: “¿Por qué cien? Si estuviese errado, haría falta sólo uno”.

3 En una conferencia que Einstein dio en un colegio de Francia, el escritor Paul Valéry le preguntó: “Profesor Einstein, cuando tiene una idea original, ¿qué hace? ¿La anota en un cuaderno o en una hoja suelta? Einstein respondió: “Cuando tengo una idea original no se me olvida”.

4 Einstein tuvo tres nacionalidades: alemana, suiza y estadounidense. Al final de su vida, un periodista le preguntó acerca de las posibles repercusiones que habían tenido sobre su fama estos cambios. La respuesta de Einstein fue: “Si mis teorías hubieran resultado falsas, los estadounidenses habrían dicho que yo era un físico suizo, los suizos que era un científico alemán y los alemanes que era un astrónomo judío”.

5 En una reunión social, Marilyn Monroe se cruzó con Einstein y ella le sugirió lo siguiente: “¿Qué dice, profesor, deberíamos casarnos y tener un hijo juntos? ¿Se imagina un bebé con mi belleza y su inteligencia?”. Einstein, muy seriamente, le respondió: “Infortunadamente temo que el experimento salga a la inversa y terminemos teniendo un hijo con mi belleza y su inteligencia”.

6 Se cuenta que en una reunión social Einstein coincidió con el actor Charles Chaplin. En el transcurso de la conversación, Einstein le dijo a Chaplin: “Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo le comprende y le admira”. Esta vez la respuesta genial fue de Chaplin: “Lo suyo es mucho más digno de respeto: todo el mundo lo admira y prácticamente nadie lo comprende”.

7. Por último, uno de los chistes favoritos que Einstein relatara en reuniones con políticos y científicos. Se cuenta que en los años 20, cuando empezaba a ser conocido por su Teoría de la Relatividad, era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias. Sin embargo, dado que no le gustaba conducir y el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chofer. Tras varios días de viaje, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez. “Si quiere –le dijo el chofer– lo puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra”. El científico estuvo de acuerdo y, antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebrar el evento, y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió la farsa. El chofer expuso la conferencia que había oído repetir tantas veces a su jefe. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta que el chofer, por supuesto, no tenía ni idea de cuál podía ser la respuesta; sin embargo, tuvo una chispa de inspiración y le contestó: “Bueno, lo cierto es que la pregunta que me hace es tan sencilla, que dejaré que se la responda la persona que se encuentra al final de la sala... es mi chofer”.

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